Cómo funciona el hidrógeno como combustible

Seguro que recuerdas esta popular fórmula: H2O, es decir agua. O lo que es lo mismo, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Como ves el hidrógeno es un elemento muy abundante en la naturaleza y, además de en el agua, se halla en multitud de compuestos. Sin embargo, tiene la particularidad de que siempre se encuentra combinado con otro elemento.

Esto significa que para que pueda ser utilizado como combustible hay que someterlo a un proceso de extracción y separación de su compañero. Este tratamiento puede hacerse de distintas maneras y para ello se necesitan otras fuentes de energía. El proceso más común se denomina electrólisis y consiste en separar el oxigeno del hidrógeno mediante electricidad.

También existe el proceso inverso. Es decir, juntando hidrógeno y oxígeno del aire en unas determinadas condiciones se genera electricidad. Esto se denomina electrolisis inversa y es el principio de funcionamiento del vehículo de pila de hidrógeno.

Utilizando de esta manera solo emite vapor de agua y se convertirá en una energía completamente limpia, desde su producción hasta que se transforma en energía a través de una pila de combustible, si ese proceso de extracción se realiza a través de fuentes renovables. Unas fuentes como son las eólicas, las solares o las hidroeléctricas.

Ya hemos dicho que al contrario de lo que sucede con los combustibles fósiles, el hidrógeno no es una fuente primaria de energía, ya que siempre va unido a otro elemento y por ello para convertirlo en electricidad hay que extraerlo.

Por ello, el hidrógeno es un vector de energía. Es decir, que hay que emplear energía para producirlo pero luego ese hidrógeno se puede utilizar como fuente energía cuando se necesite.

Como la electricidad es difícil de almacenar a gran escala, los paneles solares y los molinillos de viento la crean mientras hay demanda. Cuando esta decae, la energía producida se podría utilizar para elaborar hidrógeno, un elemento que sí se puede transportar y almacenar.

El hidrógeno se puede guardar de tres maneras diferentes: la más habitual es en depósitos de almacenamiento de hidrógeno de alta presión. También se conserva en estado líquido a una temperatura inferior a -235º centígrados o en forma de hidruros metálicos.

Como fuente de energía para  automoción, el hidrógeno se suministra desde las denominadas 'hidrogeneras', unas estaciones de servicio que en España podemos encontrar en Huesca, Puertollano y Albacete y que ya son comunes en países como Noruega, Japón o Alemania.

Además de ser fácil de almacenar, el transporte de hidrógeno también es sencillo. Estas dos características le convierte en una fuente de energía que es respetuosa con el medioambiente y que tiene un gran potencial para ser comercializada.

El hidrógeno se transporta como gas a presión o como líquido y se hace en camiones, barcos o trenes. Igualmente es posible trasladarlo a través de tuberías, un método que en un futuro próximo podría abastecer a los hogares, hospitales, edificios de oficinas y demás, incluso mediante la actual canalización del gas en una concentración reducida.

El hidrógeno no solo se utiliza como fuente de energía de los automóviles más innovadores y eficientes de nuestras carreteras, como el Hyundai Nexo. También este gas tiene otras aplicaciones limpias y renovables.

Una de las propiedades del hidrógeno es que puede convertirse en otra fuente de energía, puede transformarse en electricidad, gas o calor. Puede producir electricidad para las fábricas o para abastecer las casas, oficinas, centros comerciales... y de una forma eficiente.

Como combustible de automoción está presente ya en coches, autobuses, camiones, barcos, e incluso, y cohetes. Su gran ventaja sobre los vehículos eléctricos es que se tarda poco en repostar y ofrece una mayor autonomía respetando del mismo modo el medioambiente.